lunes, 11 de julio de 2016

RELATORÍA GENERAL DEL FORO INTERNACIONAL SOBRE FEMINICIDIOS EN GRUPOS ÉTNICOS RACIALIZADOS: ASESINATO DE MUJERES Y ACUMULACIÓN GLOBAL

Paneles, ponencias centrales y mesas temáticas de trabajo
Buenaventura, Colombia, 25, 26, 27 y 28 de abril de 2016

Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar.

El Foro internacional sobre feminicidios en grupos étnicos-racializados: Asesinato de mujeres y acumulación global, tuvo lugar en la ciudad de Buenaventura los días 25, 26, 27 y 28 de abril de 2016. Durante cuatro días este foro convocado por Otras Negras… y ¡Feministas!, el Colectivo Sentipensar Afrodiaspórico y la Casa Cultural El Chontaduro con el propósito de generar un espacio de reflexión, pensamiento y acción, reunió a más de 300 mujeres de diferentes comunidades locales y nacionales, organizaciones de base, sectores diversos y activistas internacionales para el análisis conjunto y el fortalecimiento colectivo de procesos que enfrenten la problemática del feminicidio en general y, en particular, el que se comete contra mujeres de grupos étnicos - racializados.

En las siguientes líneas relatamos algunos reflexiones y acontecimientos de las jornadas durante las cuales se amplió la comprensión de la problemática de los feminicidios que tiende a aumentar y sus particularidades en un territorio reconocido por su biodiversidad, Buenaventura, la ciudad donde se ubica el puerto más importante de Colombia y donde se ha registrado un ensañamiento sin límites de desprecio y exterminio de la vida en todas las manifestaciones. Con este documento, a modo de relatoría, hacemos un bosquejo de lo que significó el Foro, en tanto continuamos en la preparación de las Memorias que serán publicadas en forma de libro en el año en curso.

El Foro, contempló cuatro asuntos que marcaron el desarrollo del mismo. Así, el primer día estuvo dedicado a describir, nombrar, conocer y reconocer el contexto de Buenaventura; en el segundo día, denominado Pedagogías de la Crueldad, se reflexionó sobre las múltiples violencias ejercidas sobre el cuerpo de las mujeres y la forma como éstas operan, se socializan, se reproducen, se enseñan, se aprenden y se ejecutan; el tercer día, denominado Pedagogías de la Re-existencia, indagó, deliberó, profundizó y reconoció las diversas formas de re-existencia que han surgido frente a las múltiples opresiones y los diferentes métodos, estrategias, prácticas que las mujeres han usado para re-inventarse y re-existir frente a las violencias. Finalmente, en el cuarto día el énfasis estuvo en profundizar en las estrategias y propuestas para enfrentar las violencias y en especial, el feminicidio.


Lunes, 25 de abril 2016
Contexto de Buenaventura y conceptualización

En la jornada del lunes 25 de abril en la mañana, hicimos apertura al Foro con un acto ritual, en torno a un gran mándala de semillas: maíz, frijol, cacao; flores y velas, evocando a quienes ya no están en esta esfera de la existencia -nuestras muertas y ancestras que nos acompañan. Este ritual, con participación de d mujeres de cuatro continentes, que colmaba el auditorio central de Bagno Regio, se hizo con la guía de las compañeras de la Casa Cultural El Chontaduro de Cali. Allí múltiples voces expresan: “¿A quién le duelen nuestras muertas?” y así con la escritura de los nombres de quienes ya no están, fuimos haciendo referencia a cada una de las mujeres víctimas de feminicidio en Colombia y en otras partes del mundo. Diferentes cantos, relatos e historias hicieron de este momento un verdadero homenaje a nuestras ancestras cimarronas.

En el primer momento de la tarde, se presentó el contexto de Buenaventura a cargo de Danelly Estupiñan Valencia (docente de la Universidad del Pacífico y participante del Proceso de Comunidades Negras. PCN) en una ponencia denominada “Víctimas del desarrollo, comunidades afrourbanas y dinámicas de reexistencia en Buenaventura”. Aquí Danelly manifestó que Buenaventura es una localidad con un territorio biodiverso donde la comunidad negra se ha caracterizado por su capacidad para crear condiciones para la vida, a pesar de sufrir violencias y desamparo. La expositora presenta el contexto donde las mayorías negras empobrecidas padecen, como en otras ciudades de Colombia, las consecuencias del racismo estructural y, no obstante, enfatiza, aún mantienen la esperanza. “Aún en las penosas situaciones que vivimos en estos territorios que están en resistencia -en disputa- éstos son espacios de vida y libertad”.

La aplicación de todas las violencias, desde el destierro hasta la cesación de la vida, resultan ser estrategias para el propósito de desintegrar a las comunidades urbanas y rurales y apropiarse de sus territorios. Estas violencias que se realizan en Buenaventura y en otras partes del mundo son violencias legalizadas que obedecen a la articulación entre capital y Estado. Desde hace 20 años la imposición de un modelo de desarrollo, que implica la expansión portuaria, con el propósito de consolidar la mayor plataforma económica del país, ha generado una violencia sin antecedentes en la región, expresada a través de masacres y altos niveles de empobrecimiento (“no somos pobres; tenemos muchas riquezas”). En consecuencia la ponente afirma que la población negra no es víctima del conflicto armado sino del modelo de desarrollo.

Así en el espacio de intervenciones, aportes y preguntas, las diferentes participantes hicieron énfasis en señalar que el despojo es por el reacomodo del capitalismo nacional y transnacional. Se plantea que es un proceso salvaje de destrucción de lo humano y lo colectivo. También se recalca en no dejar de nombrar el racismo estructural que se materializa en una plataforma capitalista que se renueva, esto nos lleva a considerar que “los proyectos para estos territorios se han gestado desde el centro andino blanco racista, al que no le interesa conocer nuestras propuestas, éstas no son escuchadas, pero si existen propuestas de la gente bonaverense. Las comunidades negras son afectadas por el racismo que dice que no tenemos la capacidad de pensar nuestro destino. Hay que decirlo con fuerza: el racismo estructural se articula con el patriarcado para que estos proyectos sigan vigentes”.

En este mismo sentido se afirmó que “lo que está pasando en Colombia con Buenaventura es lo que está pasando a los territorios indígenas de Colombia, asentadas sobre las riquezas mineras, culturales, sobre la biodiversidad, fundamental para nosotras las mujeres. Nosotras, las mujeres, tenemos gran incidencia en tiempos de defensa de territorios. Tenemos que unirnos y articularnos”.

En el segundo momento de la tarde, las invitadas internacionales Aura Stella Cumes, Rita Segato, Patricia Godinho, Silvia Federici, Shahrzad Mojab, Sheila Gruner y Helen Álvarez participaron en un panel orientado por la moderadora, Betty Ruth Lozano, para dar inicio a una reflexión acerca de cómo nombrar la situación de las violencias ejercidas sobre los cuerpos de las mujeres atravesadas por múltiples opresiones.

La pregunta inicial para las ponentes tuvo que ver con la forma en que ellas están pensando la situación de las mujeres que vivimos y sufrimos múltiples opresiones, cuál es la categoría que permitiría englobar esta situación multiopresiva. Se ha hablado del patriarcado, pero también del capitalismo. Unas autoras ponen mayor énfasis en una noción que en otra; o podría ser el “sistema colonial de género”, como plantea Lugones. Betty Ruth aclara que ésta no es una pregunta acerca del origen de la opresión, sino acerca de la categoría que permite pensar las múltiples opresiones de las mujeres racializadas, opresiones fusionadas, que es la forma como se presentan desde nuestras experiencias.[1]

En este panel se plantea, en términos generales, que el patriarcado es anterior al capitalismo, que se fortalece y profundiza con éste; que su accionar criminal contra las mujeres se exacerba con la herencia de la Conquista y el Colonialismo que son proyectos sin terminar.  El Colonialismo hace necesario conectar el ahora con el pasado ya que la causa de la violencia contra las mujeres indígenas y afrodescendientes es el despojo múltiple efectuado sobre los pueblos originarios en el proceso de explotación colonial para convertirlos en cuerpos para el trabajo material -físico- y no para el trabajo político, cultural e intelectual (Aura Cumes). Despojo que continúa y se ejerce también contra los pueblos afrodescendientes actualmente.  Se dijo que se usa el racismo y el sexismo para crear identidades que se ponen al servicio de la acumulación capitalista global (Federici).

El contexto de Buenaventura permite expresar que “hoy, aquí, Buenaventura es el mundo” (Federici), dado que lo que aquí pasa está aconteciendo también en otras partes del sur global, e incluso en sitios tan impensables como Canadá, que permite que las mujeres indígenas estén más re-invisibilizadas porque se supone que en el llamado “primer mundo” esto no ocurre; sin embargo, hay grandes proyectos minero-energéticos en Canadá como en Colombia (Sheila). Esto nos da a entender que al capital global no le importa dónde está la gente, lo que quieren es apropiarse del territorio y usan a la mujer racializada para cumplir su proyecto.

Rita Segato, afirma que no se puede explicar la opresión de género desde la monocausalidad. Asegura que no hay que temer a la complejidad del análisis que permita el cruce de circunstancias de varios órdenes. De tal manera enfatiza en que en la mayor parte de los mitos de creación -incluido el judeo cristiano- hay un episodio de la derrota de las mujeres que llevó a los hombres a dominarlas; allí está relatada la estrecha vinculación entre nuestro origen como especie y la subordinación de las mujeres. Saliendo del Neolítico los hombres consiguen el primer momento de supremacía que viene creciendo hasta el momento actual, en el que se combina con el evento de la Colonización y la Conquista, lo cual ha sido explosivo y letal para las mujeres. Se afirma que la violencia que se ejecuta contra las mujeres en todo el mundo no tiene precedentes: “nunca hubo un momento más letal para el cuerpo de las mujeres que el presente”.

Se plantea en el panel que es tal la violencia contra las mujeres que puede afirmarse que hay una guerra contra ellas de la misma manera que hay una guerra contra el terrorismo y contra las drogas. El capitalismo tiene un gran poder para organizar e institucionalizar la violencia contra las mujeres a través de mecanismos de consentimiento y fuerza. Esta característica dual del capitalismo entra en una relación simbólica con otras fuerzas sociales: nacionalistas, religiosas, patriarcales, racializadas; para crear, sostener y perpetuar la violencia contra las mujeres (Shahrzad Mojab).

También es importante destacar otras ideas en relación con el debate generado en el panel. El movimiento feminista tiene que resistir las reglas que son impuestas por las ONG internacionales que individualizan, desradicalizan e institucionalizan las demandas de las mujeres y las ponen en reformas legales, en discursos de Derechos Humanos, en procesos de auto-ayuda neoliberal y en esquemas de micro-crédito, entre otros. También en capacitaciones o formaciones sobre democracia con enfoque de género. Diversos fueron los acercamientos a la respuesta de la pregunta; hubo aportes importantes en el horizonte comprehensivo de la multiopresividad de las mujeres racializadas; sin embargo no fue respondida.



Martes, 26 de abril de 2016
Pedagogías de la crueldad

El segundo día del Foro, denominado Pedagogías de la Crueldad estuvo dedicado a reflexionar sobre las múltiples violencias que se ejercen sobre el cuerpo de las mujeres. El día estuvo organizado en cuatro momentos; en un primer momento se presentó una ponencia internacional en la que participó Rita Segato; en el segundo se desarrolló un panel nacional. En la tarde avanzó el tercer momento con la apertura de las mesas de trabajo y en el cuarto momento se presentaron dos ponencias internacionales de Aura Estela Cumes y Sheila Gruner. 

Rita Segato presentó la ponencia internacional “Género y violencia en la fase apocalíptica del capital: nuevas reflexiones a la luz de las transformaciones históricas de nuestra época”, en ella la autora aborda diferentes tópicos con el propósito de dar una explicación al ejercicio de las violencias contra las mujeres a la luz del contexto actual. Inicia retomando la pregunta del día anterior y plantea que antes de abordar sus temas, es necesario hablar del proceso histórico que nos trae hasta el presente. Frente a esto plantea que la violencia no es continua, pues hay un quiebre dado por la colonización y por la conquista permanente, por la toma de los territorios que dependen de una pedagogía de la crueldad. Esa pedagogía es la violencia de manual que ordena que para un mundo despojador, para un mundo voraz, para un mundo en esta fase apocalíptica del capital, se torna necesario un mundo sin empatía, sin compasión donde las personas se habitúan a la masacre y la naturalizan, esta es la pedagogía de la crueldad, la cual, se hace por medio de guerras informales. En nuestro continente se expande un escenario bélico sin nombre y actúa por medio de patrullas organizadas encima de una estructura masculina que azota las personas, masacra el cuerpo de las mujeres y muestra que la crueldad es la forma de vivir el presente y que no podría ser de otra forma.

Seguidamente a la ponencia se presenta el panel nacional denominado “El cuerpo mujer y el cuerpo territorio”, María Mercedes Campo y Betty Ruth Lozano del Colectivo Sentipensar Afrodiaspórico y Otras Negras… y ¡Feministas!; Clemencia Fory Banguero y Katherine Loboa de la Movilización de las mujeres afrodescendientes por el cuidado de la vida y los territorios ancestrales y Alejandra Rangel y Valentina García (estudiantes de la Universidad del Valle) acompañadas por la moderación de Natalia Ocoró realizaron sus presentaciones alrededor de la pregunta ¿cuáles son las prácticas, métodos y estrategias de las violencias que se ejercen sobre el cuerpo de las mujeres?

En la jornada de la tarde se dio apertura a las mesas de trabajo que reflexionaron, debatieron y realizaron propuestas frente a cinco temas centrales para las discusiones del Foro: 1. Cooperación internacional, violencia contra las mujeres y procesos de neocolonización; 2. Organizaciones y movimientos sociales: enfrentar o reproducir las violencias contra las mujeres; 3. Configuraciones de los feminicidios desde lo urbano en la perspectiva étnico-racial: procesos de empobrecimiento, destierro y servicio doméstico; 4. Perspectivas de paz, post-acuerdo y reparación para las mujeres étnico- racializadas y 5. Re-existencias y transiciones hacia el Buen Vivir: Lucha de las mujeres por una paz diferente desde el Ubuntismo afro en diáspora.

Para finalizar el día, se presentaron las ponencias internacionales “La violencia sexual en el genocidio contra el Pueblo Maya en Guatemala” de Aura Estela Cumes y “Violencia, las mujeres, acumulación y racismo. Desde Canadá y el colonialismo hasta Colombia” de Sheila Gruner. Aura Cumes presentó en su ponencia un análisis sobre la violencia sexual contra las mujeres, cometida durante el genocidio contra el Pueblo Maya como resultado del llamado ‘Conflicto armado interno’ que duró entre 1962 y 1996. En ella presenta que de acuerdo a las evidencias, que cada vez aumentan, la violencia sexual fue una práctica recurrente, sistemática y extendida y un arma eficaz de contrainsurgencia dirigido contra las mujeres mayas, nueve de cada diez mujeres mayas sufrieron violencia sexual. Por ello, Aura plantea que no se puede discutir el genocidio sin hablar de manera responsable y profunda de la violencia sexual.

Por su lado, Sheila Gruner reflexionó en su ponencia acerca de la situación de las mujeres indígenas en Canadá, estas situaciones no son conocidas generalmente ya que “no es un problema para el primer mundo”. En este sentido resulta difícil visibilizar la desvalorización de las mujeres indígenas y con ello, la vinculación con el despojo de los territorios en el que también se presentan resistencias en contextos de expansión de las nuevas fronteras del desarrollo. Para Sheila, Canadá es un país donde se materializa claramente los procesos de acumulación global que afectan a comunidades indígenas y a otras poblaciones racializadas y plantea que es necesario tejer solidaridades.


Miércoles, 27 de abril de 2016
Pedagogías de las re-existencias

El día miércoles, con Pedagogías de las re-existencias recordamos los modos de proceder en las cotidianidades de los ámbitos privados y públicos, rurales y urbanos, en los movimientos sociales y en nexo con la institucionalidad. En re-existencia, estamos –históricamente- desarrollando todo tipo de capacidades no conocidas, con las que nos hemos hecho a lo largo de la historia para estar aquí; re-existir es reivindicar la humanidad negada.

En la mañana, Patricia Godinho abre el día presentando la ponencia internacional “Memorias de violencia: mujeres, resistencia y construcción identitaria en Guinea Bissau”. En la línea de pedagogía de la re-existencia, con su presentación, con relatos de vida de mujeres combatientes guineanas del movimiento por la liberación de independencia de Guinea Bissau, Patricia afirma que contar nuestra historia es reconocer las prácticas culturales que han intentado borrar con los colonialismos; es vital para nuestra liberación, en las localidades del continente africano y en donde se han dado los procesos de la diáspora. En conclusión, Patricia subraya lo que significó la participación de las mujeres para Guinea Bissau; recordó que a ellas, en lucha, no se les reconoce. Afirma que tanto la negritud como el colonialismo que nos conecta con África nos pueden ayudar a pensar en formas complementarias y similares de enfrentar la violencia. Violencia que, para el caso de las mujeres, tiene causas estructurales y causas conectadas a las políticas neoliberales; también tiene que ver con prácticas culturales ancestrales, que ellas, no obstante, resisten, a través de diversos procesos organizativos.

María M. Campo modera el Panel “Estrategias para re-existir a las violencias”, con ponentes nacionales, con participación de dos mujeres de comunidades indígenas del Cauca; dos mujeres de la Casa Cultural el Chontaduro y una mujer del Colectivo Sentipensar Afrodiaspórico y Otras Negras… y ¡Feministas!.

Blanca Astrid Secué e Isaura Sauce, representantes de comunidades indígenas (CRIC y ACIN) plantean que, como comunidades indígenas, “nosotros estamos pensándonos colectivamente porque la unidad, la colectividad hace que nosotros defendamos la vida, la cultura, el territorio, la pervivencia hasta ahora y hasta que se apague el sol.” Tenemos dolores que hemos guardado y necesitamos tener la sanación del dolor. Ha sido mucho tiempo de miedo y sufrimiento; estamos convencidas de que la lucha no es en solitario, están la población afro, la población campesina también. Si no nos movilizamos estaremos desapareciendo, tenemos la esperanza de que podamos promover la unidad entre las mujeres.

Vicenta Moreno, de la Casa Cultural El Chontaduro, plantea lo que significa vivir en un espacio racializado de la urbe en el oriente de Cali. Las mujeres y su comunidad llevan muchos años buscando espacios por encima del cansancio; buscando la construcción colectiva como apuesta de organización. Recuerda que ellas -nosotras- las mujeres negras del distrito de Aguablanca mueren –morimos- muchas veces, y de muchas maneras: está la muerte histórica que no se desliga de la programación de la muerte; están los despojos permanentes también. Muchas de las mujeres que vivimos en el oriente de Cali somos de origen bonaverense, chocoanas, nariñenses, correteadas por la muerte, desterritorializadas y empobrecidas. En las ciudades como en la capital del Valle del Cauca, al igual que en las zonas rurales, las mujeres reexisten, nos apoyamos entre sí (entre ellas conversan, acerca de cómo defenderse, cómo tener una mejor organización). Comprendemos que pasamos de la esclavitud a la servidumbre. Por el correteo del destierro que sufrimos permanentemente, la estrategia es politizar la muerte racializada. No es la muerte individual, es la muerte de todas nosotras; así, hemos creado el carnaval de la luz, donde ponemos las imágenes de jóvenes muertos, que dicen que no valen nada, pero estamos allí, resignificando nuestras muertes con rituales donde decimos que sí tienen un valor, que esos jóvenes son personas asesinadas en una sociedad racista. La muerte nos toca a todas y todos y la transformamos en vida, como una estrategia de re-existencia.

Con el enfoque de las re-existencias, de la Casa cultural el Chontaduro, Ofir Muñoz se pronuncia planteando cuál ha sido el eje fuerte de trabajo: acerca de la comprensión del género. Ofir narra que desde el año 2000 iniciaron el encuentro de mujeres mayoritariamente negras y empezaron a trabajar alrededor de la memoria ancestral, con recuperación de mitos, cuentos y leyendas. En el proceso de la biblioteca, escogieron también materiales para trabajar con niños y niñas. Ella cuenta que ese proceso fue evolucionando y algunas de las mujeres un día dijeron por qué no escribimos nuestras experiencias de vida: si las hablamos y reflexionamos, acerca de eso que nos ha permitido continuar re-existir-, ayudará también a otras mujeres y para que la gente conozca nuestras vivencias. Cuenta que estos relatos están puestos en canciones, entonces nos encaminamos a escribir el libro. La expositora afirma: Yo he contado mi vida, pero nunca me imaginé como sería escribirla. Actualmente, trabajamos en la Escuela política entre mujeres y visionamos nuestra vida en una sociedad como la colombiana. Además, con la Escuela política, como otro modo de Re-existencias, nos encontramos con mujeres y hombres que tienen disciplinas diferentes y, en su mayoría, son del sector del oriente de la ciudad como el Distrito de Aguablanca.

Elba Mercedes Palacios Córdoba del Colectivo Sentipensar Afrodiaspórico y Otras Negras…y ¡Feministas!) presenta la ponencia “Sentipensar los feminicidios en plural y las re-existencias históricas en proporción a hacer vivir”. La expositora plantea que decir de las re-existencias es recordar la historia de nuestra cotidianidad, en el transcurso del vivir: niñez, juventud. Las reexistencias para las mujeres negras es el día a día. No es una cuestión de que hoy me levanto a reexistir; es hacer vivir, de múltiples maneras; llenar de sentido la vida en una sociedad que nos empobrece, nos racializa, que nos ha cosificado, que nos muestra modelos de lo bello, bueno y deseable; nos aleja, maltrata y mata de muchas maneras. Elba considera que se complementan dos modos básicos de reexistir: primero, es la comprensión del sistema que nos oprime, que implica una lectura minuciosa sobre la realidad construida; reconocernos como víctimas del modelo de desarrollo bélico, patriarcal; reconocer la complementariedad con otras luchas, en otras latitudes, de parte de mujeres racializadas y hacer las conexiones necesarias porque nos permite recontar nuestra historia indocumentada. Segundo, otra manera de resistir es buscar otros ámbitos de hacer vivir que nos han sido negados históricamente. Seguir comprendiendo porque la cotidianidad nos impulsa a un proceso imparable.

En la tarde se presentaron, consecutivamente, con intervenciones del auditorio, dos exposiciones de ponentes internacionales. La ponencia de Helen Álvarez: “Transformando el dolor del feminicidio en lucha por la justicia” inicia planteando que la rebelión de las mujeres ha sido una constante desde los procesos de Conquista. Helen advierte considerar -hoy, en nuestra reconocida sociedad “pluriétnica”- que la impunidad de los crímenes de mujeres es la manifestación estatal del desprecio de la vida de las mujeres. Afirma que el acceso a la justicia está lleno de trampas para las mujeres indígenas; hoy es clara la etnización y racialización. El feminicidio resulta ser la violencia de la institucionalidad contra las mujeres; las leyes son promulgadas por las mismas instituciones patriarcales, el ministerio público representa a la víctima. Necesitamos aliarnos, hay que entrar al aparato judicial, pero el problema está en la misma institución; así, las mujeres en el poder están cooptadas, disciplinadas y llegan al cargo para lavar la cara del patriarca -del caudillo. Al final, dice la expositora boliviana: nuestra venganza es ser felices. Si hay impunidad hay complicidad, fiscalía rima con porquería. Desobediencia, gracias a ti seré feliz.

Ponencia de Shahrzad Mojab nombrada “Mujeres que enfrentan la violencia del imperialismo y el fundamentalismo en el medio oriente”. La expositora ratifica su trabajo como activista; ella es integrante de movimientos antiimperialistas; ha trabajado sobre mujeres, guerra, militarización y violencia; desplazamiento en la vida de las mujeres en zonas de conflicto en el medio oriente. Shahrzad afirma que las formas específicas de violencia imperialista contra las mujeres están arraigadas a esta condición y son ejercidas a nivel del Estado y la sociedad civil, por lo tanto, más que otras formas sociales, la violencia contra las mujeres en el imperialismo es estructural e ideológica con un alcance global; en otras palabras, las formas de violencia imperialista son formas de violencia a gran escala y violencia de intensificación



Jueves, 28 de abril de 2016
Estrategias para enfrentar los feminicidios

El jueves se visibilizaron y materializaron diversas estrategias para enfrentar los feminicidios, a través de las voces, emociones y sentimientos de la ponente internacional y activista Silvia Federicci, las ponentes nacionales, las relatoras que participaron en las mesas de trabajo y más de 300 mujeres que transitaron por el Foro para transformar la memoria en nuevos pactos frente a las múltiples opresiones sufridas por las mujeres étnizadas y racializadas en todo el mundo.

El día estuvo organizado en cuatro momentos. En el primero, en el panel Estrategias para enfrentar los feminicidios. Experiencias y dificultades en el acceso y exigencia de derechos, el diálogo de Danny Ramírez (activista de la Conferencia Nacional de Organizaciones Afrocolombianas. CNOA), Alejandra Cárdenas (Directora Legal de Women´s Link Worldwide) y Natalia Ocoró (activista del Colectivo Sentipensar Afrodiaspórico y Otras Negras… y ¡Feministas!) vislumbró las posibilidades y obstáculos de un hacer justicia para las mujeres, de cara a la institucionalidad que naturaliza las violencias y de las comunidades y organizaciones sociales que la toleran. El panel trató de visibilizar que los crímenes a las mujeres, en su mayoría con subregistros impunes, se presentan todavía como asesinatos, sin más; ocultando que son feminicidios y que están en relación con acabar con las comunidades ancestrales y el escalamiento del modelo de desarrollo contrario a la dignidad de los pueblos y a su integridad étnica y cultural así ésta esté reconocida en la normativa del Estado nación contemporáneo y ratificada por acuerdos internacionales. Dicho de esta manera, las ponentes nacionales de este panel final, dejaron como idea central que con causas estructurales -patriarcado racista capitalista-, las soluciones a la problemática del crimen contra las mujeres deben ser también de carácter estructural -antisistémicas.

En el segundo momento, Silvia Federici con su ponencia “La globalización, la acumulación de capital y la violencia contra la mujeres: una perspectiva internacional e histórica”, se pregunta ¿Cuáles son las causas de este fenómeno y qué nos dice acerca de las transformaciones que se están produciendo en la economía global y la posición social de las mujeres? Tratando de responder, la expositora ubica el tema de la acumulación del capital en el pasado y el presente y las violencias contra las mujeres en relación con el conflicto que se desarrolla en muchas partes del mundo que conduce a la muerte de miles de ellas. Hoy, la nueva caza de brujas se puede encontrar, tanto en la relación entre acumulación de capital y la violencia contra la mujer, que se constituye en la nueva guerra contra las mujeres, que es estructural. Es una violencia típica de los periodos de guerra; es importante comprender por qué hablamos, hoy, de una nueva guerra contra las mujeres.

En el tercer momento, las voceras de cada mesa de trabajo, acompañadas por la moderación de Martha Liliana Rivas del colectivo Otras Negras... y ¡Feministas!, presentaron sus deliberaciones y acuerdos durante los días martes y miércoles en las cinco mesas. En la mesa uno, la de Cooperación internacional, violencia contra las mujeres y procesos de neocolonización, las participantes reconocieron la importancia de la solidaridad entre los pueblos como acciones contundentes que permiten su autonomía política e ideológica, y que han coexistido a lo largo de la historia como un ejemplo de existir en libertad sin la cooptación que se impone de un sistema global, racista, patriarcal, colonial y en contra de las mujeres. Este sistema que también se agencia mediante algunas entidades de cooperación internacional, deslegitima la organización comunitaria e imponen una lógica euro.usa.centrica. También, hubo un acercamiento a la relación entre cooperación internacional y reparación, motivado por el argumento que exponen algunos gobiernos en que no hay necesidad de reparar en tanto se están desarrollando programas y proyectos de cooperación internacional, lo que genera que se evite el debate.

Es necesario seguir reflexionando sobre las lógicas del sur y del norte y también el papel de las organizaciones y procesos sociales que establecen alianzas con la cooperación internacional. Es urgente indagar por los intereses de la cooperación, cuestionar para qué y por qué se da la cooperación a fin de comprender su intención política y analizar si hay sexismo, racismo y/o clasismo en la cooperación internacional; es importante movilizar recursos autónomos que permitan trascender las relaciones de dependencia que se construyen entre las cooperaciones internacionales y las comunidades; es necesario que las propuestas y proyectos que trae la cooperación se den a conocer y se debatan en una asamblea donde esté toda la comunidad, y no se negocie solo entre directivos. Se requiere que construyamos colectivamente más elementos y acciones de control comunitarios; se acordó exigir a las agencias de cooperación internacional que respeten las agendas de las organizaciones y movimientos sociales. Resulta de gran importancia que se construyan relaciones horizontales en las que además, se reconozca la particularidad de los contextos y la diversidad de y entre los pueblos/comunidades.

Un ejercicio clave que debemos emprender es la construcción de espacios propios, autónomos, en donde nos formemos y reflexionemos sobre cómo evaluamos el impacto de los programas de cooperación internacional en nuestras vidas, en la vida comunitaria, en las organizaciones, en nuestros territorios; así vamos ganando en autonomía política y organizativa para desarrollar nuestras propias propuestas de vida digna, libre de violencias sexistas, racistas y clasistas. Finalmente, se concluyó en la mesa que promover y fortalecer procesos de solidaridad entre organizaciones y pueblos, entre mujeres y sus colectivos, es una estrategia para insistir, resistir y re-existir.

La mesa dos, Organizaciones y movimientos sociales: enfrentar o reproducir las violencias contra las mujeres, propuso como punto de partida del diálogo el reconocimiento de que al interior de las organizaciones y movimientos hay reproducción de las violencias de este sistema mundo, en donde se ejercen y refuerzan prácticas patriarcales, racistas y sexistas que han sido establecidas culturalmente. En ese sentido, nuestra búsqueda es el cuidado de la vida de las mujeres, y de la vida en todas sus manifestaciones; lo cual implica conocer esas prácticas, explicarnos e historizar las opresiones, luchas y violencias; saber de dónde vienen, cuáles son los intereses que perpetúan esa lógica guerrerista contra la vida. Explicar y entender para transformar esas lógicas, esas realidades.

El resultado de las reflexiones de la mesa se concretó en las siguientes propuestas: buscar siempre la coherencia vital entre los discursos y la acción política en todos los ámbitos, desde lo cotidiano hasta los ejercicios de manifestación pública de las luchas y resistencias; invitamos a que asumamos estar en resistencia y luchar contra todas las formas de discriminación, opresión e injusticia sin importar de donde vengan, asumiéndolas como propias, éste será un principio ético político; fortalecer y poner en acción de las dinámicas organizativas la espiritualidad como forma de reconocernos como seres (mujeres y hombres) y la relacionalidad con el otro-a y el mundo; usar discursos que visibilicen la presencia y participación de las mujeres y frenar en todos los ámbitos de las relaciones las lógicas discursivas que estereotipan y mantienen las problemáticas que hoy tratamos de transformar al interior y hacia el exterior de las organizaciones y los movimientos sociales.

La relatoría de la mesa finalizó con una convidada: convocamos a pensarnos qué tipo de política queremos hacer, vivir para no reproducir en nuestros cuerpos individuales ni en nuestras organizaciones las relaciones estructurales de poder, incluso cuestionar los lugares en donde nos establecen jerarquías y del mismo modo buscar permanentemente la construcción de relaciones horizontales, de liderazgos y de tomas de decisiones colectivas; generar procesos de auto-cuestionamiento en cada persona en relación con la congruencia en la práctica para potenciar la fuerza colectiva y, motivar a las organizaciones sociales mixtas para que asuman procesos de liderazgos colectivos con principios de alternancia (hombres y mujer) y de paridad-equidad. Todo lo trabajado en esta mesa es central en la construcción colectiva de alternativas, estrategias y acciones como un camino para subvertir la reproducción de la violencia contra las mujeres.

Las reflexiones presentadas en la relatoría de la mesa tres, Configuraciones de los feminicidios desde lo urbano en la perspectiva étnico-racial: procesos de empobrecimiento, destierro y servicio doméstico, fueron guiadas por dos preguntas, la primera ¿Cuáles son las realidades frente al feminicidio en nuestros territorios urbanos de comunidades negras e indígenas? Diversos abordajes tuvo la pregunta, se citan algunos, la muerte de las mujeres negras hace parte de las estrategias de vaciamiento, esto se expresa en-sobre mujeres habitantes de Buenaventura y Medellín al sacarlas desterradas de sus casas, de sus territorios; desplazadas; a las mujeres no se les asesina sólo por el hecho de ser mujeres, sino también en relación a los intereses de las fuerzas territoriales vinculados a intereses múltiples de grupos paramilitares, de narcotráfico, etc. Necesariamente un abordaje a la pregunta fue establecer la relación de los feminicidios con las labores que ejercen las mujeres, con trabajos que las explota, por ejemplo, el servicio doméstico es una continuidad de los procesos de esclavización, pues se ha pasado de la esclavitud hacia la servidumbre. El servicio doméstico es una condición indigna, un lugar de dominación que llega a niveles de esclavización (subordinación - salarios paupérrimos).

La segunda pregunta trabajada en la mesa fue: ¿Cuáles son las expresiones de resistencia y re-existencia que están desarrollando las mujeres negras e indígenas en sus territorios urbanos? Las participantes proponen que es necesario identificar la causa común y trabajar en conjunto. La resistencia y las re-existencias, se basan en la concientización y preparación de nosotras y de nuestras hijas y nuestros hijos, porque ellas y ellos son el futuro. También se señala el trabajo entre, con y para mujeres, en búsqueda de que el Estado nos escuche. Es relevante visibilizar toda la impunidad en torno al no acceso a la justicia. Simultáneamente, en la mesa se destacó el Teatro de los Oprimidos como técnica eficaz y popular para visibilizar problemáticas de opresión, entre esas la del feminicidio. También se alude que se debe romper con el silencio, realizar movilizaciones: actos simbólicos, visibilización mediática, exigibilidad de derechos, mesas permanentes para hacer mapeos sobre el tema, foros, conferencias, sensibilización desde lo audiovisual y llevar las temáticas a distintas instituciones.

En la relatoría se destacaron los procesos educativos como una manera importante para que las mujeres agencien cambios frente a la violencia; sin embargo, sí bien la educación es importante, en el ámbito académico también se vivencian diversas violencias contra las mujeres. Otro campo a explorar es el sistema de administración de justicia, pues es necesario que cuando las mujeres denuncien, sepan enunciar lo sucedido, ya que los funcionarios suelen llamar a las agresiones sufridas violencia intrafamiliar; este error debe evitarse y nombrarse de manera clara para que se tipifique como feminicidio. Se habla sobre la falta de rigurosidad por parte de los funcionarios cuando las mujeres afros denuncian violencias de género. Hoy en día, jurídicamente, el concepto feminicidio permite que se establezcan diferencias para identificar en términos penales las distintas expresiones de la violencia de género a nivel nacional e internacional; se nombran en la mesa tres formas diferenciadas de feminicidios: como botín de guerra, como control del Estado y los relacionados a los distintos ámbitos de las mujeres que se manifiesta con el desprecio hacia ellas y como parte de ese desprecio la racialización influye de manera significativa. Un claro ejemplo son los suicidios como única opción o alternativa ante las múltiples violencias vividas, éstos también son feminicidios. Por todo, la categoría de feminicidios debe afrontarse en la interseccionalidad: raza, clase, territorio, género.

Se plantea que las resistencias no son suficientes, debemos ir por lo que nos han quitado, a lo largo de la historia se ve que con solo resistir nos siguen matando. Es necesario analizar lo que hay detrás en las relaciones que se construyen socialmente. Es necesario combinar lo individual con lo colectivo.

De acuerdo a lo presentado por la mesa cuatro, Perspectivas de paz, post-acuerdo y reparación para las mujeres étnico- racializadas, hubo consenso en que la firma de los acuerdos en la Habana es un avance, pero no es la construcción de paz. La construcción de la paz es la posibilidad de poder recuperar los vínculos comunitarios y acceder al ejercicio y garantía de nuestros derechos.

Las siguientes propuestas como expresiones de resistencias y re-existencias surgieron en la mesa: renunciar al denominador minorías étnicas, somos mayorías; potencializar el poder que tenemos las mujeres; resaltar y potenciar espacios de formación, encuentro y discusión como este foro, espacios de encuentro para compartir, conversar, conocer, aprender, organizarnos; se propone realizar escuelas de formación de mujeres, en municipios, regiones con encuentros permanentes; construir las memorias desde los pueblos mismos, que no sean sólo los profesionales, sino las mismas comunidades para que cuenten sus propias historias, las versiones de la guerra y las paces; potenciar las resistencias que tenemos para que se conviertan en estrategias; inculcar en los niños y niñas prácticas de cultura de paz y el amor por el territorio; reconocer los papeles que cumplen las mujeres en el territorio; conformar, tramitar y legalizar una mesa de concertación con actores sociales y el gobierno nacional para construir acuerdos y procesos de paz. La paz la construimos nosotras mismas, acompañando los procesos territoriales, para que la lucha por esa paz se vaya materializando sin polarizaciones en nuestras comunidades. “Las comunidades venimos trabajando por la paz históricamente, llevamos el mismo tiempo del conflicto trabajando por la paz, desde la no violencia… No es novedoso para nosotras pensar en la paz”.

En términos de memoria y pedagogía de paz se insiste en la importancia de: revisar la historia, no olvidar las brechas de desigualdad, la racialización del conflicto, las diferencias territoriales, las experiencias diversas y de distinto nivel de las comunidades; estudiar, discutir, comprender los acuerdos de paz firmados en la Habana; comprometer a los medios masivos de comunicación; reconocer, visibilizar los procesos de organización y otras formas de “tejer otras formas de relaciones más respetuosas”, las comunidades étnicas siempre hemos sido constructoras de paz, cómo significar estas experiencias y, afirmar que la construcción de la paz pasa por pensar que no tenemos que vivir los feminicidios, sino que exige cambios estructurales, la paz debería apostarle a transformar las lógicas de exclusión histórica en el país.

La relatoría de la mesa cinco, Re-existencias y transiciones hacia el Buen Vivir: Lucha de las mujeres por una paz diferente desde el Ubuntismo afro en diáspora, presentó los resultados de la discusión en la mesa de trabajo. Para empezar, las relatoras compartieron lo que las mujeres expresaron indica el Buen vivir. El Buen vivir debe ir de la mano de una reconstrucción de lo ha sido nuestra presencia en las ciudades, dar visibilidad y reconocimiento a la presencia de aquellas y aquellos quienes han sido subalternizados en lo urbano desde la colonia; para la defensa de territorios y enclaves urbanos habitados ancestralmente es necesario un cambio de perspectiva que recuente lo que nuestras gentes aportaron y aportan a formas alternativas de vida en la ciudad; desde Guatemala los procesos de sanación colectiva son herramientas políticas de transformación, la sanación es una herramienta importante de trasformación y acción política entre mujeres diversas: Mayas, lesbianas, activistas, etc., en un primer espacio y luego con las comunidades. Las experiencias de Buen vivir permiten reafirmarnos y construir referentes de resistencia a la crisis del modelo económico patriarcal extractivista que quiere que nos olvidemos de nuestras propias fuerzas e incluso que nos dice sutilmente que nos va a educar, frente a eso planteamos re-existir y resistir teniendo nuestras propias escuelas y economías propias manteniendo nuestras formas de practicar filosofías milenarias del Buen vivir.

La relatoría presentó lo que en colectivo las mujeres de la mesa pensaron, cómo es que viven el Buen vivir. Es vivir con dignidad, siempre ha estado presente en nuestras comunidades, es el territorio y el primer territorio es el cuerpo; es una sociedad sin racismo, clasismo y patriarcado; implica autonomía, autodeterminación, auto-financiación, economías propias; presenta alternativas al horror del sistema capitalista y es antimilitarista (ningún actor armado); respeta no solo los derechos humanos, también los colectivos que permitan mejorar las relaciones humanas con la naturaleza desde una visión no individualista; todas las formas de vida se respetan, creando un sentido de lo colectivo y la construcción de espacios para respetar los ritmos de la vida, para la comunidad, para la familia; es recuperar las formas de vida, liberar el territorio de todas las formas de violencia; abrir caminos, resistir; las mujeres son sujetas de paz en contextos de violencia como también de empobrecimiento y de vulneración extrema; aceptar las propias diferencias para vivir bien;  es resistencia sin esperar apoyo del Estado; diálogo con las instituciones desde exigir la garantía del derecho al Buen vivir y la no dependencia.

También en la mesa se recordó el sentido, a través metáforas, frases, refranes o dichos de lo que significa Buen Vivir: el territorio es la vida y la vida no se vende, se ama y se defiende; yo pon, tú pon, si no pom, también com; mi cuerpo es mi primer territorio con la tierra; somos lo que somos por nuestra lengua materna; estamos muy apegados al territorio ya que el territorio es primero antes que el comercio; mujeres unidas jamás seremos vencidas; la experiencia hace al maestro; soy parte, lo siento, lo defiendo; podemos ser fuertes; vivir con dignidad acorde a las tradiciones, al hábitat como un espacio para la familia y a la autoaceptación de nuestro cuerpo; el Buen vivir es lo que le permite al individuo ser en presencia desde lo colectivo; experiencia donde se teje territorio, comunidad, autonomía.

Y para continuar construyendo nuestro Buen vivir…  Juntas crearemos una red de mujeres diversas para comadrear, replicar, vivir, generar, solidaridades, sororidades, para apoyarnos, para crear y para escribir.

Después de la lectura de las relatorías resultado de las mesas de trabajo, llegó el cuarto momento del día, en donde emergió el acto conspirador de más de 300 mujeres que dialogaron e interactuaron durante los cuatro días del Foro, acompañadas con la fuerza de la resistencia de mujeres negras como Polonia, Wiwa, Orika, Catalina Luango, Agustina y Ana María Matamba en el proceso de la lucha por la libertad y contra la esclavización para gritar: Aquí estamos en los territorios ancestrales rurales y urbanos con nuestras alegrías y tristezas y nuestras emociones individuales y colectivas como elementos constitutivos de la identidad y de las resistencias por la dignidad personal y colectiva. En este acto conspirador irrumpió la Declaración del Foro, que se trascribe a continuación tal como fue leída en el auditorio.

En armonía con el primer día, en este último sanamos juntas, sentipensando con un acto ritual de todas las participantes cantando arrullos y alabaos, herencia de nuestras ancestras, en las voces de las mujeres de la Casa Cultural El Chontaduro y de la Cocomacia, el consejo comunitario más grande de Colombia. Hoy nos despedimos con la certeza de que estamos más acompañadas que siempre, nuestro tejido continuará hilo a hilo por ríos, montañas, quebradas, playas, senderos, montes, ciudades, países, continentes y, por diversos mundos. Somos las nietas de las brujas que no pudieron quemar.

Declaración del Foro

Mujeres negras, indígenas, populares y mestizas colombianas, al lado de activistas e investigadoras de Guatemala, Italia, Brasil, Irán, Guinea Bissau, Bolivia, Canadá, EE.UU, Ecuador, España, México, entre otros países del mundo, representantes de diversos movimientos sociales y con experiencias concretas de lucha frente al racismo, al capitalismo y al patriarcado, nos reunimos en Buenaventura, durante los días 25, 26, 27, y 28 de abril de 2016. Nos encontramos en este primer Foro Internacional sobre Feminicidios en grupos etnizados y racializados para reflexionar, en tejido colectivo, comunitario y rabioso, y comprometernos con la transformación de las comunidades con el propósito de erradicar los asesinatos de las mujeres y la violencia en todas sus formas, reivindicando nuestra humanidad, compartiendo nuestras historias, memorias, experiencias y conocimientos.

Decidimos reunirnos en Buenaventura porque este territorio es el centro del modelo de desarrollo minero energético y portuario del país, donde se ha registrado desplazamiento de grandes grupos poblacionales y múltiples asesinatos de mujeres, jóvenes y de líderes en general, en los territorios de propiedad colectiva de las comunidades que los habitan ancestralmente.

Frente a esto, en el foro analizamos conjuntamente el incremento de las diversas formas de violencia contra las mujeres y su relación con las dinámicas de acumulación del capital global que en América Latina tiene una expresión colonial y racista. En particular, analizamos cómo el feminicidio es funcional al despojo de la tierra, y al exterminio de las comunidades y Pueblos Indígenas, Negros, Populares, Urbanos y Rurales. Este despojo tiene formas crueles y sangrientas en áreas pacíficas colombianas producto de la imposición del modelo destructivo del desarrollo.

Junto a esto analizamos las formas de resistencias y de organización autónoma de las mujeres y movimientos desde sus comunidades en contra de la violencia y del exterminio de las comunidades y Pueblos. Vivimos con alegría la capacidad de las mujeres de crear y recrear la vida común, el compartir y la capacidad de reparar dolores transformándolos en conocimientos y luchas por la justicia.

Exigimos al Estado, al gobierno, a las multinacionales y a la sociedad colombiana en general, poner fin a la guerra contra las mujeres, sus comunidades y Pueblos, respetando los territorios, garantizando la vida de los Pueblos Indígenas, las Comunidades Afrodescendientes, Campesinas, Urbanas y Populares. Exhortamos a las organizaciones de los movimientos sociales a asumir un compromiso profundo por el desmantelamiento del patriarcado colonial capitalista y así caminar por las aspiraciones del Buen Vivir y del Ubuntu.


Fotos. Natalio Pinto








[1] Esta pregunta fue propuesta por las organizadoras del evento (Otras Negras… ¡Y Feministas!). Nos pensamos esta cuestión desde nuestro ser de mujeres negras que no hemos sido comprehendidas en la multiplicidad de nuestras opresiones. Se nos suma como mujeres en el feminismo; como racializadas en el movimiento negro y como oprimidas en el movimiento social. En el movimiento feminista blanco, hegemónico, liberal-moderno -como queramos denominarlo- persiste una visión de mujer universalista, a pesar de los discursos multiculturalistas. En el movimiento social afro la lucha primordial es por la justicia al pueblo negro en relación con los derechos, desde su condición racializada. En el movimiento social -de la izquierda- en general, el problema fundamental es de clase.